miércoles, 3 de junio de 2009

No le temamos a las divisiones (por Roberto Retamoso)

El 28 de junio, el peronismo santafesino irá dividido a las elecciones legislativas.
Sabemos que en estas elecciones se juega algo más que la renovación de las cámaras, se juega al mismo tiempo la posibilidad de mantener (o incluso incrementar) la base de apoyo parlamentaria que requiere el gobierno nacional para seguir profundizando su política de transformaciones sociales y económicas.

En nuestra provincia, las aspiraciones personales, o mejor dicho personalistas, del senador Reutemann, lo han llevado a rechazar toda posibilidad de construcción conjunta con el sector que lidera el diputado Rossi, para lo cual no dudó siquiera en eludir un pronunciamiento de los afiliados justicialistas en elecciones internas que, como todo permitía suponer, le aseguraban un triunfo. Lejos de ello, Reutemann optó por el camino de la proyección personal, buscando posicionarse de la mejor manera posible para ser considerado “el” presidenciable del peronismo de cara al 2011.

No debería sorprender semejante comportamiento político. Reutemann nunca se caracterizó por sostener posiciones coherentes basadas en principios firmemente expuestos y sostenidos. Por el contrario, su historia en el peronismo, provincial y nacional, a la que accediera como todos recuerdan de la mano de Carlos Menen, lo llevó a pasear por todo el arco ideológico que el peronismo desplegara desde 1989 en adelante: neoliberalismo menemista, redistribucionismo kirchnerista, sin olvidar sus coqueteos con el populismo duhaldista. Si las expectativas electorales del peronismo ante las elecciones presidenciales del 2011 se depositan en la figura de Reutemann, será imprescindible recordar esa trayectoria a la hora de decidir el voto.

Por su parte, Agustín Rossi ha dado sobradas muestras de compromiso y lealtad con el proyecto nacional y popular que lidera actualmente Cristina Fernández, y que pusiera en marcha Néstor Kichtner. Su labor como jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional ha sido una muestra constante de compromiso militante y coherencia política e ideológica con dicho proyecto.

La confianza de los dirigentes, es sabido, se gana con las acciones y con los hechos que cada cual exhibe ante la sociedad. La mera comparación de las trayectorias de Reutemann y Rossi, no nos permite dudar cuando nos acercamos a la crucial fecha del 28 de junio.

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